Hay
gente que ve al que decide usar preferentemente (o en algunos casos,
únicamente) software libre como un bicho raro, friki, cabezota, flipado
que sólo quiere ir de rebelde...
Pero no. Es sencillamente un
asunto de querer algo distinto, y algo más a lo que ya hay. Es un asunto
de querer elegir, de libertad del usuario.
También es una cuestión ética, pero esto viene después por sí solo.
No sé cómo
vosotros concebís un ordenador, un sistema operativo y un entorno de
escritorio. Yo os hablaré de cómo los concibo desde el punto de vista de
un simple usuario y, en mi caso concreto, de un usuario con intereses
en el arte digital (sea pintura y dibujo digital, 3D, videojuegos...).
Para mí un ordenador es una herramienta, una herramienta muy poderosa. Y
como tal una extensión de uno mismo. Con ello podemos dibujar, pintar,
escribir, comunicarnos, jugar, ver películas...Uno cuando compra un
ordenador, mira su hardware y encontrará gran variedad. Aquí no hay
ningún problema para elegir.
El sistema operativo, junto con su
entorno de escritorio, es lo que me permite interactuar con dicha
herramienta. Pero esto, por desgracia, no está a nuestra elección, nos
viene ya impuesto. E impuesto en todos sus sentidos en la inmensa
mayoría de los casos: no se te da a elegir si quieres tener instalado
tal o cual SO ni si quieres tener uno ya instalado. Y después está en lo
que te permita hacer el SO y su escritorio: si quieres personalizarlo,
modificarlo, qué instalarle y que no...hasta llegar a las incomodidades
para buscar algo, y los errores e inseguridades que pueda traer consigo.
Hace unos años, era muy fácil decir que Linux (cuyo nombre completo es
en realidad GNU/Linux, aunque se haya popularizado más Linux a secas)
era complicado e incómodo para el usuario sin apenas conocimientos. Y
sí, lo era, además de completamente inútil para muchas cosas del usuario
medio, por motivo de su complejidad. Pero desde hace poco tiempo (1-2
años), las cosas han ido cambiando a pasos agigantados, y para bien. Hoy
prácticamente sólo trabajo (Krita y Gimp me sustituyen a Photoshop y
similares, Libreoffice a Microsoft Office...), me conecto a internet, y
juego mayormente bajo GNU/Linux.
Desde que decidí darle una
oportunidad en serio, cada vez me ha ido sorprendiendo más toda la
libertad para elegir (una cantidad increible para elegir de SOs y
entornos de escritorio para todos los gustos) y facilidades que me ha
dado en este tiempo: desde instalación, pasando por los centros de
software e instaladores para más programas que traen las distintas
distribuciones hasta llegar a la inmensa cantidad de ayuda para
cualquier situación que ofrecen las distintas comunidades.
Y
aquí llegamos a lo ético: las comunidades. El software libre es algo
colaborativo, y no responde a intereses privados, pues todo el mundo
puede hacer con él lo que quiere: probarlo, usarlo, modificarlo,
compartirlo...es conocimiento compartido, y ahí está la esencia del
asunto: compartir.
O lo que es lo mismo: Ubuntu (y no me refiero a
la distro, sino al significado de la palabra, es decir, "yo soy porque
nosotros somos"). Lo compartido, y más si encima hablamos de
conocimiento, libera y te da posibilidades infinitas.
Esto llegó después por sí solo como consecuencia lógica de todo el proceso anterior.
Y esto es el por qué yo uso preferentemente software libre y en cierta
manera, intento hacer algo de activismo por él a través de mi blog y
querer darlo a conocer. Resumido, mis motivos son dos: libertad y ética.